La educación es un derecho.

Por: Dr. Fco. Javier Ibarra Guel

Dr. Fco. Javier Ibarra Guel

Un sin fin de aristas tiene la administración y prestación del bien público denominado educación, bien, que es un derecho y una responsabilidad colectiva.

Las naciones unidas declararon el día 24 de enero el día internacional de la educación, por la importancia que representa ésta en la construcción de sociedades más justas, en paz y con más desarrollo. Desafortunadamente en la actualidad no se concreta el derecho a la educación como se deseara alrededor del mundo, pues existen bastantes inequidades, ya que no todas, ni todos tienen las mismas oportunidades de tener acceso a una educación de calidad, sin que esto demerite los grande esfuerzos que hacen día a día todas las naciones y sistemas educativos alrededor del mundo para lograr que sea de esa manera.

La inequidad inicia desde que los sistemas no se adaptan a las necesidades de formación de las personas, sino que las personas se tienen que adaptar a los sistemas, se tienen que adaptar a las ofertas, a los programas, a las instituciones y a sus tiempos, así mismo las instituciones se tienen que adaptar a las muchas limitaciones que tienen para su crecimiento, para su expansión o su adaptación, a un mundo más globalizado y más digital, dejando de lado la necesidad real de formación, que les permita a las niñas, niños y jóvenes el que tengan un futuro más prometedor, con una visión más contemporánea.

Sabedores de lo complejo que son los sistemas educativos, no solo por el tamaño, sino por todos quienes intervienen en ellos, resulta de vital importancia que la prestación del servicio educativo sea más ordenado, más cuidado y a través de personas que tengan, no solo la capacidad, sino la vocación de formar a sus semejantes, bajo metas muy bien definidas, y que este proceso sea más humanizante; procurando hacer de nuestras escuelas, espacios que incentiven a la creatividad, a la innovación, las libertades el respeto al prójimo y el conocimiento del mundo en todas sus dimensiones.

Hoy en día los resultados de la educación debemos medirnos, desde mi muy particular punto de vista, más allá de solo contabilizar quien ha aprendido a leer y a escribir, o de cuántos jóvenes obtienen un título universitario, debemos medir la calidad educativa, correlacionando a los estudiantes y egresados con lo que pasa en su comunidad, si hay cambios sustantivos en lo económico, si se generaron más empleos, si se han fundado más empresas, si han aumentado los salarios, si ha existido desarrollo tecnológico, si se generó conocimiento nuevo, si se vinculó la comunidad escolar, etc.; en lo social, si disminuyó la pobreza, la violencia, si hay suficientes escuelas, si los profesionistas están vinculados a sus sectores a través de la prestación de servicios sociales, hay más colegios de profesionistas funcionando formalmente, etc., es decir la medición debemos medirlos más cualitativa que cuantitativamente.

Si realmente deseamos garantizar que la educación sea un derecho, también debemos practicarla como una responsabilidad, iniciando el promoverla en nuestros hogares, no solo por inercia, sino con conciencia de lo que implica, defendiéndola no solo como un bien público, sino como una filosofía personal; debemos promover la evolución de paradigmas educativos en los que su visión, se traduzca en oportunidades para todas y todos, independientemente del nivel económico, la ideología y el origen étnico que nos lleve realmente a vivir más plenos, pero sobre todo en una sociedad más justa.

Por: Dr. Fco. Javier Ibarra Guel
@FcoIbarraGuel

La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva.

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero Día Internacional de la Educación, en celebración del papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo.

Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.